Hoy se cumplen 60 años del primer espectáculo afroperuano
El jueves 7 de junio de 1956 a las 7 pm debutó en el Teatro Municipal la compañía Pancho Fierro, bajo la dirección de José Durand Flores (1925-1990), intelectual de 30 años que asumió el liderazgo de este proyecto, con la importante asesoría de Porfirio Vásquez (1902-1971). Esta es una fecha fundamental en la historia de la música y la cultura afroperuana, pero olvidada para la memoria popular. En la compañía Pancho Fierro participaron algunos de los pilares de la música afroperuana como Caitro Soto, Ronaldo Campos, Nicomedes Santa Cruz, y desde luego Porfirio Vásquez y sus hijos Vicente, José Santos, Abelardo, Olga, y hasta dos de sus nietos. Si bien la compañía tuvo un rotundo éxito en su época, vivirá tan solo un par de años, pero será el punto de partida para las siguientes compañías, como Cumanana, Teatro y Danzas Negras del Perú, Perú Negro y otras.
Con Pancho Fierro comienza la historia de los espectáculos afroperuanos. Poco se ha historiado al respecto; uno de los que recoge su historia es el canadiense William D. Tompkins en su fundamental libro Las tradiciones musicales de los negros de la costa del Perú, publicado en inglés en 1981 y traducido (recién) en 2011 gracias a la gestión de Chalena Vásquez. Heidi Feldman le dedica dos artículos, en su libro Ritmos negros del Perú (Instituto de Estudios Peruanos, 2009) y en en el libro Lima, siglo XX (Fondo Editorial de la PUCP, 2013), editado por Carlos Aguirre y Aldo Panfichi. Si bien ambos autores caen en omisiones o incorrecciones, el hecho de que cuenten la historia de la compañía y su impacto ya es de suficiente importancia. Hay mucho aún por contar y la responsabilidad recae en los nuevos investigadores.
Compartimos en esta ocasión el relato que hace William Tompkins respecto a la compañía Pancho Fierro, tomado de su citado libro.
El primer intento de hacer un programa completo de música afroperuana en el escenario se consiguió gracias a los esfuerzos del Dr. José Durand. Aunque criollo blanco, Durand venía de una familia que tradicionalmente tuvo interés en la música y la cultura negra y frecuentó las jaranas donde los más destacados músicos negros tocaban y cantaban. El núcleo de su grupo consistió en un principio en Lito González, Humberto Samamé y Ricardo Ramírez, con el apoyo adicional del guitarrista Roberto Arce, el cajonero Reynaldo Barrenechea “Canano” y el cantante principal Juan Criado. Criado, otro criollo blanco, era un futbolista de Universitario de Deportes que se aficionó a la cultura afroperuana a través de sus colegas negros del equipo y probablemente aprendió algo del estilo vocal de la música negra durante los años que cantó con el grupo Ricardo Palma. El grupo de Durand empezó a recibir pedidos para tocar en jaranas y hacer presentaciones públicas; incluso tuvo la oportunidad de presentarse en la radio y hacer un disco con la compañía Sono Radio. Pero la gran meta de Durand fue llevar el folklore afroperuano al escenario público. Fueron muchos meses entrevistando a viejos negros que supieran algo acerca de la tradición musical negra y buscando bailarines y músicos negros. El resultado fue la adición al grupo de Porfirio Vásquez (1902-1971) y familia, los bailarines Mendoza Reyes y Gabriel Alvarado, Ronaldo Campos, los hermanos Carlos, Enrique y Orlando Soto, y otros más. Estos músicos y bailarines se juntaron bajo la dirección general de José Durand para formar un grupo de unos treinta y cinco miembros llamado “La Cuadrilla Morena de Pancho Fierro” que hizo su debut en el teatro Municipal de Lima en el verano de 1956. Samuel Márquez, uno de los últimos en entrar al grupo, fue responsable de los arreglos musicales. Esta presentación en el teatro Municipal fue de histórica importancia ya que marcó el principio de las compañías organizadas de músicos y bailarines afroperuanos que darían forma a la evolución de lo que sería la música negra en el futuro. El programa de ese primer concierto incluyó la presentación del “son de los diablos” bailado por diez diablos y un “diablo mayor”. “Manucho” Manuel Mugarra y Pedro Torres, los únicos miembros sobrevivientes de la última cuadrilla de diablos que había bailado en los carnavales de Lima, ayudaron en la coreografía. Mugarra le enseñó también a Vicente “Coco” Vásquez a tocar la cajita para las actuaciones. Otras selecciones en el programa incluyeron “En el cañaveral” y “A la Molina no voy más”, arregladas por Márquez y Ballesteros y cantadas por Criado; y el “toro-mata”, compuesto por Jorge Costa en honor a los toreros negros de Lima.
Problemas internos y una posterior gira de conciertos a Chile que no llegó a tener los triunfos esperados fueron las causas para la eventual desintegración del grupo. Cerca de unas veinte personas que habían tenido alguna relación con el grupo original Pancho Fierro, incluyendo a Nicomedes Santa Cruz, Mario Lobatón y otros, se reagruparon bajo una nueva dirección con el nombre de “Gente Morena”, pero esta compañía tampoco siguió adelante. Aunque estas primeras compañías de baile parecieran un fracaso debido a su corta existencia, desde otro punto de vista fueron un gran éxito ya que despertaron considerable interés en una tradición musical que estaba desapareciendo y acerca de la cual muchos peruanos sabían muy poco; también sirvieron como punto de partida para la carrera musical de muchos artistas negros después famosos.
Inspirándose en estos primeros intentos de popularizar la música afroperuana, pequeñas bandas de músicos y bailarines crearon “shows” de música negra estilizada, ofreciendo actuaciones en la Plaza de Acho, en clubes nocturnos o en la televisión y la radio. A fines de los años cincuenta Nicomedes Santa Cruz organizó un nuevo grupo formado principalmente por los artistas que Durand había descubierto. Santa Cruz, conocido en un principio como decimista, también había empezado su carrera pública en asociación con el grupo Pancho Fierro. En 1959 su grupo “Cumanana” grabó su primer álbum, dando a Santa Cruz reconocimiento como líder en la promoción del folklore afroperuano. Victoria Santa Cruz, hermana de Nicomedes, formó en 1973 el Conjunto Nacional de Folklore auspiciado por el Instituto Nacional de Cultura, la oficina cultural del Ministerio de Educación. Diseñado para familiarizar al público con la música y bailes de todo el Perú, incluyendo la música negra de la costa, la compañía fue creciendo en los siguientes años hasta incluir más de cuarenta y cinco bailarines y quince músicos, numerosos coreógrafos y el equipo técnico necesario para presentar conciertos semanales en Lima y, ocasionalmente, giras por diversas partes del mundo.
Fuente:
William D. Tompkins, Las tradiciones musicales de los negros de la costa del Perú, Lima, Centro de Música y Danza de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEMDUC), 2011, p. 56
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